
Cuando no hay grandes catástrofes, ellos son la tapa de diarios y revistas. Si, porque las celebridades locales no pierden el tiempo. Se conocen y a los treinta días, luego de llamar a los periodistas para que se enteren hasta en la China, publicitan no solo su romance con detalles e intimidades banales, sino que también anuncian el… ¡embarazo! ¿Tan rápido?
¿Que pasó con aquello de solo somos amigos, o el simple veremos si nos adaptamos, y qué onda resulta la convivencia? En estos tiempos donde todo es ya y para hoy, ¿nada puede esperar?
Tengo mis dudas, aunque de lo que no me quedan sospechas es que, para empezar, los famosos no usan preservativos.
Pero volvamos a la costumbres de los ídolos mediáticos, gente que reemplaza el vini, vidi, vinci por la síntesis: la/lo ví, convivimos, nos casamos y esperamos un hijo….todo en un mes.
Yo tengo una teoría y es simple, pensemos en esto: “dime quién fue tu ex y te diré porqué tienes un compromiso Express”.
Si, generalmente las parejas que intentan apurar las cosas nos dejan pendiente una interrogación, y esa pregunta no es: ¿para dónde van? Si no, ¿de qué se escapan?.
Pasa a veces, que si la mujer o el hombre vienen de una relación con un o una ex que fue muy importante en su vida, o es hoy aún muy exitoso, poderoso y renombrado, pareciera que la nueva unión tiene que protegerse de ese pasado tan amenazador. Ser el nuevo amor de una Julieta que se hizo popular por haber estado casada nada menos que con Romeo, no debe ser fácil. Y el macho clásico, que siempre tiende a marcar su territorio de inmediato alrededor de la hembra, ¿cómo se asegura de que la muchacha desaparezca ante el ventarrón del ayer, que a veces sopla como un huracán, si no es a través de la libreta roja del Registro Civil?. Y la dama que, caso contrario, le tocó en suerte conquistar a Adán, luego de que este se paseó años ante los paparazzi del mundo tomado del brazo de Eva, intenta quedar encinta a la brevedad, como para crear lazos que protejan el nuevo vínculo y lo aferren a una tierra que se mueve, y parece no querer aceptar raíces tiernas.
Pero todo es una fantasía, una ilusión, no existen esas jaurías que ansían comerse los recientes esponsales y resucitar desamores insepultos. Tarde o temprano el barrio, la ciudad, el país, el planeta, aceptan que Dalila pueda estar con otro que no sea Sansón, y que Tristán se enganche con una Araceli y no con la tradicional Isolda. Pero el drama comienza recién ahora, puertas adentro, cuando los apurados tortolitos descubren que en la historia había otros personajes en los que no repararon, como la mamá de ella que es Cachavacha, o los hijos que él tuvo antes con Morticia Adams, y mil otras cosillas más que devienen, como ustedes ya suponen, en el divorcio Express, fin de una mini telenovela que duró no más que el verano, o que el plazo que una oruga necesita, para convertirse en mariposa.
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