miércoles, 13 de febrero de 2008

San Valentín: el día de no se qué


El 14 de febrero se celebra el día de los enamorados, y nos surge la pregunta de siempre. Averigüemos: ¿qué es el amor para los grandes pensadores?
Don Sigmund hablaba en otro siglo de pulsiones sexuales de meta
inhibida. Amar fue definido también por “her professor” como el
acto de poner en otro la representación de un ideal no alcanzado
por uno mismo. También, otra cara de la moneda nos indicaría que
no buscamos alguien a quién amar sino al revés, ansiamos hallar
una persona que nos quiera, admire y nos sirva de espejo generoso
en el cual mirarnos, devolviéndonos una fotografía nuestra como la
que buscaba Narciso en el agua.
En este mismo juego imaginario, otro psicoanalista europeo, francés
para más datos, insistió en concluir que amar es dar lo que no se
tiene a alguien que no es.
Pues en ninguno de los extremos de la
ecuación, ella y él son los que son, si no lo que cada uno cree
necesitar ver. Como diría un amigo mío, somos el uno para el otro,
pero el otro no es ninguno de los dos.
¿Complicado? Vayamos a los escritores. 
Mark Twain ha narrado de distintas formas que para Adán el verdadero
Paraíso era donde estaba Eva. Schopenauer asegura que en la mirada
tierna que se cruzan un hombre y una mujer brilla el destello de la
especie. Y con cierto humor, Jacques De Lassale afirma que el amor
es un egoísmo de dos. Y hasta José Hernandez le hace versear a Martin
Fierro que en la huella del querer no hay animal que se pierda.
Ahora pensemos qué es el amor para quienes nos rodean a través de
sus actitudes. Por ejemplo, un niño enamorado es aquel que le regala
sus papas fritas a su compañera de banco apenas las recibió de la
mc-vendedora, o el adolescente que se pone todos los días la misma
camisa porque su amiga le dijo que le quedaba bien, o el joven que
le manda toda la producción de ositos de peluche a una chica, o
el señor que le deja manejar a ella el cero kilómetro que acaba de
comprar, o el maduro que pone la firma en el Registro Civil por
segunda vez en la vida, o el anciano que le corta las uñas a su
esposa viejita que tiene artrosis y no se puede agachar.
 También el amor puede ser para algunas mujeres simplemente
incertidumbre, cuando se resignan a jugar el papel de “la otra”, o están
días enteros esperando que ese soltero o divorciado inconquistable las
llame, como si él fuera el príncipe y ellas la bella durmiente. Para otros/as
el amor puede estar en la billetera del supuesto galancete o heroína, que
son generalmente personas más fuleras que patada de borceguí pero
embellecidas por el capital económico que representan.
Por eso, ¿qué es el amor? ¿Fascinación, encantamiento, hipnosis
temporaria, servidumbre, inversión, reencuentro parcial con una imagen
de papá o mamá? No hay una única respuesta. Pero si muchos comercios
donde comprar algún regalo, y esperar al día siguiente, donde ya no
tendremos que hacernos esta difícil pregunta.

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