
viernes, 19 de septiembre de 2008
Chicas memoriosas

Un científico español afirmó públicamente que el cerebro masculino tiene un 30% más de conexiones sinápticas entre neuronas, lo cual produce diferencias en el procesamiento de la información que realiza el neocórtextemporal.
Este texto, que fue enviado a las redacciones de los diarios por la Agencia EFE (y que se entiende menos que una publicidad de celulares) fue traducido inmediatamente por algunos periodistas como: “los hombres almacenan mejor los recuerdos que las mujeres”. Y así escribieron los titulares.
Pero, aún suponiendo que una eminencia investigadora lo hubiera dicho, ¿quién ( que haya estado casado alguna vez) puede creer que los varones tienen más capacidad retentiva que las mujeres? Todos sabemos que ellas tienen oído de tísico, vista de lince, y la memoria de un elefante.
Solamente una mujer recuerda mejor que una agenda electrónica todos los cumpleaños, los aniversarios, las fechas patrias, las conmemoraciones de fallecimientos. Y por si esto fuera poco guarda en su mente, como una película, los detalles de cómo estaba vestida la primera vez que salió con su futuro amante, el diseño de la corbata que usaba el marido de su amiga la noche de su casamiento, y el color del pañuelo atado al cuello de la presidencia Cristina en tal o cual ceremonia. Nada se les pasa por alto o desapercibido, ¿y lo que no notaron?: nunca ocurrió.
El porqué es muy sencillo, si los hechos se registran en nuestra mente como las huellas de un náufrago en la playa, el pegamento que las minas usan para que esas marcas se les fijen son los sentimientos. Si, la gotita que ellas utilizan para afirmar las situaciones vividas, las imágenes percibidas, tiene que ver con las emociones, a las que por cierto, nunca las matan, apenas las mandan a dormir la siesta, hasta que algún suceso actual se las despierta. Por eso algunas, cuando se pelean con su novio, no quisieran volver ni al café, ni al barrio, ni a la ciudad donde lo conocieron. Globalizan todo.
Lo mnémico en los tipos funciona diferente, en su agenda mental los objetos llegan parcializados, y digamos que para muestra basta un botón. Por ejemplo, en reunión de amigos alguien pregunta si se acuerdan de Rosita y nadie responde… hasta que alguno, haciendo un gesto con las manos a la altura del pecho para describir a la joven como “pechugona”, les hace recordar a todos en un instante de quien se trata. La referencia al busto y a las caderas (no a la mujer total) son significantes universales masculinos, del mismo modo que privilegian los detalles deportivos e inusuales en un auto (no el vehículo), la rentabilidad anual de un negocio (no el trabajo en sí), y reparan en los goles que logró un jugador, no en las barbaridades que hace en su vida cotidiana.
Simplemente entonces, por eso, en una conversación, un hombre busca intercambiar solo palabras con una mujer, ¿y ella?, ella siempre le devuelve párrafos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario