miércoles, 24 de septiembre de 2008

No sos vos, soy yo


“Sos tan perfecto que me asustás”
 
Sí, queridos lectores/as, las mujeres viven gritando a los cuatro vientos que ya no hay hombres, pero cuando consiguen algún Romeo,  tarde o temprano lo ponen en la papelera de reciclaje y sin más trámite apuntan con el “Mouse” la crucecita de “eliminar”.

Obvio que hay tipos que mejor perderlos que encontrarlos, especialmente los infantiles, egocéntricos, insuficientes, frívolos full-time, vagos, indecisos, confundidos sexualmente, impotentes, golpeadores, y demás bizcochuelos humanos que fueron sacados del horno a destiempo.

Pero también están los otros, los que ellas desean y envidian cuando los disfrutan sus amigas, los príncipes azules, los galantes caballeros, los afectuosos, sexualmente activos, protectores y atentos, los que las escuchan en silencio, los que las hacen reír y las cuidan todo el tiempo hasta que….llega ese día nefasto en que ella les pone cara de esófago afligido y les escupe el tan famoso: “no sos vos, soy yo, ya vas a encontrar una chica que te quiera como vos te merecés”.

Que las minas son seres complicados, no es un secreto, y ellas mismas están prontas a reconocerlos. Veamos. De jovencitas eligen siempre al malo, a sabiendas, probablemente como diría don Sigmund, huyendo de las fantasías incestuosas que les produciría aceptar al bueno…como papá. Pero luego lo quieren mejorar, y si lo logran, instantáneamente sedes-enamoran, porque a esa edad una relación seria y constructiva las aburre. Y de golpe, al  muchacho lo eyectan con un: ¡sos maravilloso, genial, incomparable!… pero necesito algo más en mi vida, yo creo que nos tendríamos que haber conocido de aquí a dos años..”

Pero  luego crecen y mientras siguen esperando al amor de sus sueños, se casan. Son mamás tiempo completo, hasta que una noche se dan cuenta que no hacen nada para si mismas y vuelven a entrar en crisis. Como buzo al que le quitaron la escafandra comienzan a exigir bocanadas de aire, reclaman espacio, y pretenden lograr en dos semanas todo lo que no hicieron en veinte años. El marido en cuestión se siente más desubicado que chupete en la oreja, y es entonces cuando ella lo sorprende con esas frases femeninas que  anuncian el terremoto: “tenemos que hablar”, “necesito un cambio de 180 grados en mi vida”, “no sé si me estoy equivocando pero es algo que debo hacer”,y así sucesivamente.

El problema mayor es el siguiente: en el amor hay dos posiciones extremas, la de ser amante y la de ser amado. La primera es la del que da, la segunda es la del que solo recibe.

Ellas pretenden alguien que sea interesante y misterioso, completo, sin falta, como el que solo recibe, pero que a su vez, cada tanto demuestre su angustia de castración y pida, necesite, se baje del pedestal. Pero ¿Dónde van a hallar a un fulano así? Yo creo que no existe, y si existiera, ellas tarde o temprano le dirían: “Sos tan perfecto que me asustás,  creo que no estoy preparada para esto. Adios”.
 
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

MI AMOR TAMBIEN ESTAMOS LAS OTRAS.LAS QUE AMAMOS CON M... Y TODO PORQUE ELLOS LO MERECEN . COMO VOS POR HACERME DISFRUTAR TANTO TUS ESCRITOS