
miércoles, 11 de marzo de 2009
Democracia y destape

Argentina ha vivido muchos años bajo dictaduras temporarias que siempre dejaron pesadas secuelas.
En los recreos de democracia, los medios de comunicación apostaron a exceder los límites en las imágenes y en el lenguaje, siempre con fines ultra comerciales.
Del 84 en adelante algo que comenzó a inundar lentamente los quioscos de diarios fueron las publicaciones con tapas “triple equis”. Primero aparecían en revistas bizarras cubiertas por bolsitas negras. Después se cayeron las bolsitas y hasta en la portada de un magazine sobre ajedrez te metían la mina en bolas delante. Y de las sugerencias abiertas, triviales y a veces atrevidas de la fotografía de la década del setenta y principios de los 80, se pasaron a las poses y semidesnudos que funcionaban como símbolo detonador, como espuela que evocara sensaciones y deseos inhibidos en los consumidores de una sociedad sufrida.
Claro que esas tapas de revistas y esas bailarinas de tv que brillaban alrededor de Roberto Galán son “monjas de clausura” relacionadas con las que vimos en los últimos años. Me refiero a que las poses sexuales de las chicas de algunos shows hiper mediáticos y de las portadas en las que están ofreciendo el trasero desnudo en primer plano ya resultan una pedrada en el ojo.
Si es cierto que existen el Yo, el Super Yo y el Ello, los editores apuntan directo al Ello.
Obvio que conmueven, porque en su descreimiento del erotismo natural humano, bordean el exhibicionismo perverso, haciendo abstracción total de la presencia de los niños pequeños que las ven en la calle o en la pantalla, en una edad en la que deberían estar más preocupados por la tabla del dos que por el gran culo desnudo que los interrumpe en su período de latencia.
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