martes, 18 de agosto de 2009

Periodista, actriz y tarotista


Victoria Arderius es madre, fue una periodista de investigación prestigiosa (trabajó en Noticias, Somos, La Nación y Clarín); en televisión fue fue notera de Ari Paluch en radio, conductora de tv en Much Music; columnista en programas de América TV, Infinitivo y varias veces comensal de Mirtha Legrand en sus almuerzos televisivos; también panelista de Che Gelblung y de Mex Urtizberea. Ahora es profesora de tarot y de meditación, columnista de televisión , y recientemente actriz protagónica de EL TIEMPO Y LOS CONWAYS, la clásica obra de John Priestley. Si, ese mismo texto teatral que (como una tarotista) invierte las estructuras narrativas del relato, y desata la risa y la melancolía más fina y reflexiva.

"Mi apellido es de origen griego, pero mi abuelo vino al país desde Barcelona a los 18 años, era anarquista. Yo nací en Lomas de Zamora, recuerdo que a mi madre le decíamos que tenía “la bola de cristal” o “una computadora en el horno”, porque se daba cuenta de todo lo que nosotros hacíamos antes de que le contáramos nada".

Luis: Sería como un antecedente “adivinatorio” por parte de tu mamá…

Victoria: Y hay antecedentes de periodistas en la familia también. Un bisabuelo mío era uno de los hombres de confianza de Alem y tenía un diario en Carmen de Patagones. Y yo de chica soñaba con tener mi propio programa de televisión…

Pero vos lo primero que estudiaste no fue actuación, si no periodismo…

Victoria: Si, en la Universidad del Salvador, empecé a los 19 años, termine a los 23 y automáticamente entré a trabajar en la revista NOTICIAS, de editorial Perfil. En ese momento me encantaba ser periodista, me parecía una aventura, porque soy muy curiosa. La curiosidad creo que es lo que me ha llevado a investigar todas las cosas en las que me he metido, y también me ha traído muchísimos problemas en los que me he involucrado…

¿Cómo por ejemplo?

Victoria: Por ejemplo, relacionarme con los varones por curiosidad y no por afinidad. Eso ya lo aprendí (risas). Porque antes había entrado a relacionarme íntimamente con gente que no tenía nada que ver conmigo. Pero si, me despertaban curiosidad. Y ahora como ya tengo bastante saciada la curiosidad…(risas)

¿Qué curiosidad puede despertar un ser tan simple como un hombre?

Victoria: Los hombres han sido para mí una escuela maravillosa, he aprendido un montón, creo que mi vida es una investigación constante (RISAS).

Pero no me respondiste la pregunta…

Victoria: Es que de pronto te encontrás en un hombre con un universo poético, con un universo de imágenes…

Ah, es decir, tu target son los “Cortázar”, los “Kant”, los “Ghandi”, nada de camioneros o patovicas o los luchadores de 100 % Lucha.

Victoria: Por supuesto (risas)…los de 100 % Lucha no me han interesado nunca (risas)…

Apuntabas a los intelectuales…

Victoria: No tanto a los intelectuales, si no a las palabras, a las palabras. Gente que usa bien las palabras. Por eso también me gusta el Tarot, porque es la construcción de un discurso que el otro completa, hace Gestalt, cierra el significado.

¿Aunque el Romeo fuera un poeta estilo CHARLY GARCIA al que lo tenés que rescatar de un hospital?

Victoria: No. CHARLY GARCIA fue pretendiente mío, pero no lo tuve que rescatar de ningún hospital. Pretendiente no es que haya salido. Le hice un reportaje pero luego el secretario de redacción le cambió el título a la nota y él se enojó, no le gustó, y dejó de ser pretendiente (risas).

Hombres y mujeres, desencontrados

¿Cómo ves a las mujeres de hoy, las de las grandes ciudades? ¿No hay hombres?

Victoria: Lo que yo veo es un gran desencuentro entre los hombres y las mujeres, y los hombres también están muy solos. No es un problema solo de las mujeres, los hombres también están solos y tampoco encuentran su mujer. Hay algo de “supermercado del amor”, todos estamos buscando el mejor producto que nos hace parecer que ya no hay nadie que sea único, y que podamos decir “esta es la persona para mi”. Al contrario, decimos: “esto es lo mejor que encontré, pero por ahí hay algo mejor”, como si hubiera una oferta desmedida de objetos de amor. Ya no hay eso de enfocarse en alguien y construir algo que sea especial. Y el problema no es del otro, es de uno, de no poder entregarse de veras a una relación.

Esto es algo de las capitales, en los pueblos del interior no se si es tan así…

Victoria: Claro, a lo mejor no hay tantos productos en el stand (RISAS)... aquí si, y los candidatos vienen con fecha de vencimiento, con agregados artificiales (RISAS)…

¿Y los tipos ni siquiera se enganchan buscando la reemplazante de la imagen materna?

Victoria: Es que las mujeres de hoy no nos parecemos a las madres de los varones que podríamos tener como pareja y ahí ya hay un desencuentro, fueron criados por mujeres que no son como nosotras. O sea, no tuvieron mamás como nosotras y ya no les es tan fácil repetir el primer objeto de amor. No funciona tan rápido la transferencia. Por otro lado, en este post-feminismo, las mujeres no respetan rituales de cortejo que existieron durante miles de años.

No respetar el ritual sería que las mujeres llamen e inviten a los hombres…pero…¿Y si el fulano no llama?

Victoria: ¿Cómo que no? A mí si me llaman, yo respeto la forma de cortejo y me da resultados. Una investigación larga me llevó llegar hasta acá, ¿eh? (risas). El ritual del cortejo es: “El hombre conquista, la mujer es conquistada”. Y la mujer elige cuál es el que le gusta más de todos. Si la mujer no respeta esto y ella lo conquista, él se descoloca y ella ya no es una presa deseada. Yo he cometido los peores errores del mundo antes de llegar a esta comprobación (risas).

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